Es mediodía. Otoño
Los diputados hablan
de Educación, de Lenguas…
Uno dice y uno o ninguno escucha.
Después, votan.
Entonces todos están atentos.
Vuelve luego el discurso y cada uno a lo suyo.
Llega Antoñito.
Una sonrisa, un gesto
y el corazón se alegra.
Treinta niños entran discretamente en la tribuna,
sus señorías los ven y se alborotan.
Los niños los observan en silencio.